¡Feliz Navidad!

Ha llegado la Navidad. Época de comidas, compromisos, compras y bullicio. Odio el bullicio. Me angustia verme rodeada de gente, lo evito en la medida de mis posibilidades. Soy una mujer atípica, no me gusta ir de compras. No, no os miento. Para mí internet fue una liberación. Navegar por la red sin tener que esquivar la bulla, encontrar lo que me gusta sin pelearme con nadie para coger la última prenda, pagar sin hacer cola… Son todo ventajas. Pero este año me ha pillado el toro. Me he despistado. Mi subconsciente me ha jugado una mala pasada. Sabe que cada vez me gusta menos esta época, y ha jugado conmigo y con el tiempo. Esta mañana me he dado cuenta: hoy es 23 de diciembre, mañana Nochebuena, el siguiente Navidad. Y ahí tienen que estar los regalos como si el gordo de las mallas rojas los hubiera traído. Lo siento, no lo soporto. Yo soy, era, de los Reyes Magos. Por eso estoy en este centro comercial, otra cosa que odio. Si no hay más remedio, prefiero callejear, buscar en tiendita...